[MÚSICA] [MÚSICA] [MÚSICA] Desde que nacen, los niños y las niñas participan de distintas situaciones sociales en las cuales el lenguaje es el principal instrumento de comunicación. El aprendizaje de palabras, recursos lingüísticos y formas discursivas tiene lugar en las interacciones en estas situaciones concretas. A la edad de cinco años todos los niños y las niñas han desarrollado competencia lingüística, es decir, han adquirido los elementos básicos del sistema gramatical de su lengua. Dominan el sistema de sonidos, las reglas para formar palabras y combinarlas sintácticamente en oraciones, el sistema de significados, y tienen un vocabulario variado que les permite referirse a los objetos, las personas, las acciones y los eventos que conocen. Al mismo tiempo que los niños adquieren la gramática de su lengua, esto es el sistema de sonidos, el sistema sintáctico y el léxico de su dialecto, aprenden a usarla en una variedad de situaciones y con diferentes propósitos. Es decir, desarrollan su competencia comunicativa, saben cuándo pueden participar en una conversación y cuándo no, a quién pueden dirigirse, qué pueden decir y qué formas son las más apropiadas. En otras palabras, los niños aprenden las normas de participación y los modos de comunicar e intercambiar que en su grupo social se consideran apropiados. Las normas de comunicación se refieren a la cantidad de habla, el número de personas que hablan al mismo tiempo, el número de interrupciones, la forma de tomar el turno para hablar, de iniciar y cerrar una conversación, las fórmulas de cortesía. A medida que los niños progresan en el uso del lenguaje, van pudiendo construir cada vez textos más complejos. Los adultos y niños mayores los orientan en esta producción a través de reformulaciones, de reconceptualizaciones, de preguntas, que les permiten a los niños producir cada vez textos más coherentes y cohesivos. Así por ejemplo las primeras narraciones que los niños construyen consisten en contar algo que les ocurrió. Son relatos de experiencias personales. Contar una experiencia personal pasada no es una tarea sencilla para un niño pequeño. En el marco de una conversación presente, el niño tiene que mentalmente ir hacia atrás en el tiempo, recuperar el comienzo del evento que quiere relatar, recorrer toda la secuencia de actores, acciones, motivaciones y objetivos que integran ese evento, y ponerlo en palabras. Asimismo, cuando participan tempranamente de conversaciones en las que de modo compartido se conceptualiza y se razona acerca de la realidad, los niños y las niñas aprenden desde pequeños a usar el lenguaje heurísticamente para explorar su realidad. De este modo, construyen textos descriptivos que dan cuenta de las características de los objetos que les interesan y pueden, con la ayuda de los adultos, buscar y brindar explicaciones acerca de aquello que los interpela. Si además en el marco de los intercambios con otras personas los niños y las niñas aprenden a proporcionar razones para sostener sus posiciones respecto de las cosas y sucesos de su entorno, estarán desarrollando sus habilidades argumentativas. Todos estos aprendizajes les serán de mucha utilidad al momento del ingreso a la escuela, donde podrán producir y comprender tipos variados de textos escritos con distintos propósitos comunicativos. [MÚSICA]