Narrar es relacionar una serie de eventos y acciones a lo largo de una lÃnea del tiempo. También lo hacemos desde que somos muy pequeños. Desde el momento en que concebimos una serie de acciones, como levantarnos, vestirnos, comer, o que nos vistan, entre otras acciones, como parte de un mismo dÃa, ya estamos usando la narración. La narración es lo que nos permite darle sentido al mundo que, de otro modo, serÃa una serie de acciones y eventos sin relación alguna. También, es la que nos permite imaginar el futuro, otras realidades posibles. Un texto narrativo no es otra cosa que un texto que pone en palabras esa sucesión de acciones en el tiempo, que se conciben relacionadas de algún modo. Para que esa relación quede clara a quien la escucha o a quien la lee, es indispensable que yo le indique cuál es el orden en el que sucedieron los eventos o las acciones que narro y de qué manera o a partir de qué gran suceso se relacionan. En el clásico "habÃa una vez" o "hace mucho tiempo" está, ya, esa marca que me permite anticipar que lo que sigue es una narración. Pero los textos narrativos no sólo se encuentran en la literatura, las noticias también narran secuencias de eventos y muchas de nuestras pláticas con amigos y familiares son, justamente, narraciones. Inclusive, pueden encontrarse narraciones en textos cientÃficos, hablar de una relación causa-efecto: "pasó esto y por ello ocurrió otra cosa", es ya una narración. Puedo usar una narración para ejemplificar un punto de vista o para persuadir como parte de una argumentación. Como ves, es difÃcil que los textos tengan caracterÃsticas sólo de un tipo o de otro, pero, al mismo tiempo, siempre podemos notar cuál es el propósito principal de un texto: describir, narrar, argumentar, exponer. En el caso de los textos narrativos, hay ciertas cosas básicas: hay un marco, un escenario y una serie de eventos que yo puedo identificar como un inicio, un desarrollo y un final. Regularmente, en el estado inicial surge alguna implicación que causa el clÃmax o el interés de esa narración y luego un desenlace. Por ejemplo, imagina que llega el amigo de un compañero y me dice: "pasé mate". Inclusive sin conocer a ese amigo, yo ya puedo anticipar que habÃa ocurrido una serie de cosas que habÃa llevado a ese compañero en particular a llegar al clÃmax de pasar o no pasar matemáticas. Pero, para que yo lo entienda, tengo que conocer qué significa pasar una materia y tengo que entender qué quiere decir por "mate". De nuevo, para que mi narración sea clara, tengo que entender cuál es el propósito comunicativo y qué tanto sabe mi receptor sobre el tema. En la redacción académica es muy importante que no queden huecos en mi narración. La narración debe ser clara, y proporcionar la información que necesita mi receptor para entenderla y para entender cuál es el propósito de que yo incluya esa narración en particular. ¿Qué necesito? Tener bien claro cuál es el propósito, es decir, para qué quiero contarla, y tener bien claros cuáles son los eventos que forman parte de esa narración y cómo están relacionados con el tema del que yo estoy hablando. Esto me permite saber qué es importante decir primero y qué es importante decir después, y usar los marcadores discursivos apropiados para el tipo de narración. Sobre estos puntos vamos a ahondar en la lectura de la lección.