[AUDIO_EN_BLANCO] [MÚSICA] Bienvenidos a esta nueva sesión, donde vamos a abordar el segundo elemento importante del acto de comunicación, del acto de oratoria. Y, además, es curioso porque hemos hablado del orador, que en principio parece que somos los protagonistas, los que preparamos el discurso, los que tenemos claro lo que tenemos que decir. Pero hay que tener en cuenta el otro elemento, que es tan importante, al menos, como el propio orador, que es la audiencia o el receptor del mensaje. Para que exista un acto de comunicación tiene que haber dos partes, la persona que emite el mensaje y aquellos que lo reciben. Si no hay audiencia, si no hay receptor, no hay acto de comunicación. Tú puedes hablar, dar un discurso al aire, y eso, bueno, pues se lo llevará el aire esas palabras, pero no hay comunicación. Por tanto, no serÃa oratoria, serÃa una práctica, en todo caso, para aprender a hablar o vocalizar o estructurar tu discurso, pero no hay acto de comunicación. La audiencia, por tanto, es un elemento fundamental y veremos que es protagonista del acto de comunicación. Pero antes que nada, vamos a ver qué tipos de audiencia hay, porque cuando hablamos de oratoria estamos quizá pensando en la gran conferencia o el conferenciante que habla a un público que claramente es su audiencia. Pero también la audiencia es los alumnos para el profesor que habla, que tiene que intercambiar opiniones y transmitir conocimiento. También la audiencia es el jurado, el tribunal, para el abogado que defiende un caso. La audiencia es, para el sindicalista o el miembro de una organización cualquiera, pues la asamblea de socios o de compañeros a los cuales tiene que dirigirse para convencer o ganar el voto. La audiencia también es, en una empresa, el consejo de dirección al cual cualquier directivo o cualquier trabajador quiere exponer un proyecto para lograr su aprobación. Por tanto, siempre que nos dirijamos a un grupo de personas con el objeto de transmitir una idea, un proyecto, o nuestro propio postulado, en la audiencia, y el acto de comunicación, se perfecciona a través de esa comunicación oral entre orador y audiencia. Esto hace que la audiencia, como anticipaba, no sea una parte pasiva, es una parte activa del acto de comunicación; y no es una parte secundaria, es protagonista, claramente, del acto de comunicación. En nuestro método, fijaros, you sabéis que tiene la relación orgánica entre todas las partes y hay que darle mucha importancia a la audiencia. Muchos métodos de oratoria se limitan a ver cómo tiene que hablar el orador, que sin duda ninguna es importante, pero como nosotros nos dirijimos a la oratoria práctica, hablamos para convencer esa audiencia, hablamos en el lenguaje que habla esa audiencia y hablamos en función de los intereses de esa audiencia. Por tanto, esa audiencia claramente es protagonista de nuestro acto de comunicación. ¿Y por qué digo que es activa? Esto es muy curioso. Porque muchas veces si vemos a las personas sentadas, pudiéramos pensar o creer, pues simplemente son pasivos, nosotros emitimos palabras y ellos las subsumen, las escuchan, las integran, las comparten o no, pero en todo caso es una postura pasiva. Los oradores experimentados saben que eso no es asÃ. La audiencia es una parte activa, porque de alguna forma está expresando la opinión de lo que está diciendo el orador, si lo está aburriendo, consulta a los móviles; si le está interesando, están con los ojos muy abiertos, atentos; si a veces aprueban, a veces deniegan, a veces si hay golpes de humor, sonrÃen, a veces aplauden. Es decir, hay un acto claramente de comunicación activa por las dos partes, el orador que habla y la audiencia que interviene en una especie de diálogo entre orador y audiencia. ¿Y por qué decimos también que es activa? Bueno, como está interaccionando, el orador tiene que ir sabiendo cómo está reaccionando a sus palabras esa audiencia. Un orador, cuando prepara el discurso, puede tener clara su finalidad, estructurarlo, pensar un poco a quién va a hablar, pero una vez que va a hablarlo y va a pronunciarlo, en verdad tiene que estar pensando en la audiencia. Por eso, y os pasará cuando os toque hablar, muchas veces vas a cambiar lo que habÃas pensado porque has visto que la circunstancia o la audiencia ha cambiado, o estás sintiendo de alguna forma que algunas de las partes están interesando más y otras menos. Esa relación, esa actitud activa de la audiencia, permite lo que se llama en oratoria la retroalimentación. El emisor, el orador, habla y de alguna forma ese mensaje que llega a la audiencia rebota, vuelve al orador por un circuito de retroalimentación que sin duda ninguna enriquece. ¿Cómo se expresa una audiencia? Pues you lo anticipaba. Si se mueve mucho o están hablando entre ellos, es que no te está interesando. Si están con los celulares o con los móviles consultando, es que no les interesa lo que dices. Si están todos quietos, vibrando al unÃsono, enganchados a tus palabras, es que estás conectando. Si se rÃen, es que tu golpe de humor ha sido afortunado. Si aplauden, es que les ha gustado mucho lo que has dicho. Si te abuchean, es que no les ha gustado nada. Es decir, todo esto hace que el orador experimentado pueda ir modulando su discurso y adaptándolo al mismo. Puede parecer, a veces, muy complicado, sobre todo para las personas que empiezan a hablar esa modulación del discurso en función de la audiencia. No preocuparos. Es decir, realmente lo importante en esta sesión es que veáis a la audiencia como una parte activa, protagonista. Si you lo tenéis en claro, you hemos dado un salto muy grande. Estad atento. Al principio, con los nervios del orador, vas a estar mucho más preocupado. Por lo que tienes que decir, y decirlo bien, que por esa retroalimentación. Pero poco a poco, y en eso la experiencia es muy importante, vas a ser capaz de percibir esa retroalimentación. Y eso es una herramienta poderosÃsima para el orador, porque le permite ir modulando su discurso, incidiendo en aquellos aspectos que hacen más mella y, bueno, pasando de soslayo o no profundizando aquello que realmente no le interesa tanto a esa audiencia. Claro, con este postulado de, para que haya un acto de comunicación, hay dos protagonistas que tienen el mismo nivel, el orador y la audiencia, con este postulado básico, además, que esa audiencia es parte activa, comparte protagonismo, como decimos, está claro que el orador va a tener una primera responsabilidad clarÃsima, que es conocer a su audiencia. Antes de preparar el discurso, es saber a quién va a hablar. Veremos en otras sesiones perfectamente cómo se conoce una audiencia y cuáles son sus prioridades. Pero en esta primera sesión, Acercamiento a la audiencia, me querÃa quedar con esta idea del protagonismo compartido de, para que haya acto de comunicación, tiene que existir necesariamente esa audiencia, que es una parte activa, que el orador tiene que aprender a gestionar esa retroalimentación y que tiene que conocerlo para presentar su intervención. El discurso, también veremos, tiene que adaptarse a la audiencia y la forma a la audiencia. Por eso, como la oratoria en el fondo se trata de conseguir de terceras personas lo que queremos para nuestros intereses, o nuestros ideales, o nuestros fines, pues clarÃsimamente el protagonista principal es esa audiencia a la que nos dirijimos. Conozco muchos oradores que dedican mucho tiempo a preparar un discurso, una idea, y no han dedicado ni cinco minutos a analizar a quién van a hablar. Es como si tú al dialogar con una persona, no la conoces de nada, ni sus prioridades, y le hablas de algo que no le interesa. Has fracasado. Si tú le hablas a una audiencia de algo que no le interesa, vas a fracasar. Si tú sabes lo que le interesa y sabes donde le puedes aportar valor, tus palabras van a tener mucha incidencia. Por eso en esta sesión quédate con esta idea, vamos a ir practicando las prácticas, te pondremos ejercicios, pero quédate con esta idea básica, el protagonista principal es la audiencia a la que te diriges, que debes conocerla, pero que, además, mientras estés hablando, te va a estar indicando por retroalimentación aquello que le gusta, aquello que no, y tú vas a poder adaptar perfectamente tu discurso, tu charla, tu exposición, a lo que esa audiencia quiere, desea, a su propio estado anÃmico y a lo que está requiriendo. No lo olvides, el orador es una parte muy importante, pero el protagonista final es la audiencia a la cual te debes. [MÚSICA] [AUDIO_EN_BLANCO]