A lo largo de la historia de la humanidad han surgido mitos y creencias sobre la epilepsia que prevalecen incluso hasta nuestros dÃas. La mayorÃa de ellos son erróneos y, lamentablemente, contribuyen a la estigmatización de las personas con epilepsia. Para aclarar las creencias y mitos asociados a la epilepsia y a las crisis epilépticas, despejar las dudas más frecuentes, hemos entrevistado a un experto quien, una a una, nos responderá las preguntas que revisaremos a continuación. ¿Una crisis epiléptica es siempre grave? La gran mayorÃa de las crisis de epilepsia son breves y autolimitadas, no requieren ninguna atención especializada. ¿Es necesario una atención médica de urgencia? El criterio de duración de la crisis es clave. Por eso se pide que se registre cuánto está durando la crisis, porque aquella crisis de epilepsia que dura más de cinco minutos, va a ser más difÃcil que ceda espontáneamente. Por tanto, un criterio tiene que ver con el tiempo. Otro criterio es que si se repite una crisis detrás de otra sin recobrar la conciencia. También, otro elemento a tomar en cuenta en forma importante es si hay una lesión, especialmente en el cuero cabelludo, una herida producto de la crisis, por ejemplo si tuvo un golpe, o si se trata de una mujer que con epilepsia está embarazada. Y también, otra condición importante es que si alguien no sabe que esta persona tiene epilepsia y presenta una primera crisis de epilepsia. Esas son las indicaciones claves para pensar que se requiere atención médica de urgencia. ¿Es necesario introducir un objeto dentro de la boca para evitar que el paciente se corte la lengua o se la trague? Bueno, ese es un mito extraordinariamente arraigado, una falsa creencia. Si bien la lengua puede quedar atrapada entre los dientes al inicio de la crisis de epilepsia, se pueden producir heridas, incluso sangrar esta lengua, las heridas de la lengua no son nunca graves. La lengua no se corta. Cuando uno pone algún objeto duro entre los dientes o pone un trapo, un pañuelo, lo que están haciendo es dificultando o aumentando la dificultad que tiene el paciente para respirar en ese momento. ¿Es cierto que hay que dar respiración boca a boca al paciente, ya que deja de respirar por mucho tiempo? No, no es necesario realizar respiración boca a boca ni hacer ninguna maniobra de reanimación ni asistencia respiratoria. Parte de la crisis, el paciente, por contracción de la musculatura respiratoria, expulsa aire de sus pulmones, ocurre este grito o este sonido de inhibición de la crisis y por algunos segundos deja de respirar. Por eso se ve amoratado alrededor de los labios y alrededor de la boca; la presente tensión en la respiración es breve y empieza gradualmente a ir al pulmón y este aspecto amoratado en los labios desaparece. ¿Es recomendable detener los movimientos del paciente para evitar que la crisis continúe? No es necesario porque los movimientos son originados en actividad eléctrica cerebral anormal del cerebro y, conteniendo los movimientos, uno va a provocar más presión en el paciente y no se va a terminar la crisis porque uno contiene los movimientos o hace masaje en el paciente. En general, una cosa muy importante es entender que, más importante que controlar los movimientos, es proteger la cabeza de los golpes y despejar el entorno para que no se pueda golpear o hacer daño con sus movimientos. ¿Cuál es el principal error clÃnico relacionado con las crisis epilépticas? Para alguien que no es muy experto, es muy fácil confundir otros fenómenos clÃnicos con crisis de epilepsia. Esos fenómenos clÃnicos se llaman trastornos paroxÃsticos no epilépticos. ¿Qué son los trastornos paroxÃsticos no epilépticos? Son fenómenos clÃnicos, sÃntomas y signos que imitan crisis de epilepsia porque cumplen con algunas caracterÃsticas que también describen para crisis de epilepsia, que son: paroxÃsticos, son de inicio y términos bien definidos; son recurrentes, se repiten en el tiempo, igual que la crisis de epilepsia; pueden dar alteración del conocimiento de la persona, perder el contacto de la persona con su medio; también pueden asociarse a movimientos anormales. Pero la diferencia con la crisis de epilepsia es que no son producidos por una descarga cerebral anormal. ¿La mayorÃa de las crisis son convulsivas? No, no es asÃ. Esa es la creencia habitual, no más de una cuarta o tercera parte de la crisis de epilepsia dan estos fenómenos motores anormales que llamamos convulsiones. La gran mayorÃa de las crisis de epilepsia a cualquier edad son crisis focales y las crisis focales dan alteración de conciencia o no, dan algunos fenómenos motores o no, pero para la mayorÃa de la gente eso no corresponde a una crisis de epilepsia. Porque el componente motor no es muy importante. ¿Es verdad que por cada crisis epiléptica mueren neuronas? Es que habitualmente no es asÃ, o sea, nuestro cerebro afortunadamente tiene mecanismos para defendernos de estas descargas anormales que se empiezan a agotar después de los 30 minutos. Por lo tanto, cuando nosotros ponemos un plazo de cinco minutos para tomar iniciativa de acudir a un servicio de urgencia a pedir ayuda médica cuanto antes, es para que la crisis epiléptica no se alargue. Es que la gran mayorÃa de las crisis de epilepsia duran menos de dos minutos. Las crisis no convulsivas tampoco producen ningún daño a nivel de nuestro cerebro, o sea, no estamos perdiendo neuronas y la gran mayorÃa de las epilepsias que no son ocasionadas por unas lesiones en el cerebro, aunque la persona tenga muchas crisis, no va deteriorándose ni perdiendo neuronas. Para una familia en la que uno de sus integrantes ha sido diagnosticado recientemente con epilepsia, ¿cuál cree usted que es el mensaje más importante para ellos? El mensaje es que tiene que conservar la calma para ayudar a la persona que tenga una crisis de epilepsia en ese momento. El mensaje es que la epilepsia, en la gran mayorÃa de los casos, es una condición manejable. Que la familia debe aprender estilos de vida y modificar algunos de sus estilos de vida. Pero la familia tiene que aprender cómo hacer una vida normal para ayudar a la persona y que, a la larga, la familia necesita empoderarse, o sea, capacitarse, aprender, informarse, porque eso es lo clave para que le haga las preguntas adecuadas a su médico cuando le toque controles y para que agarre confianza y seguridad que ellos son capaces de manejar esta condición que les está tocando vivir.